miércoles, 29 de febrero de 2012

EL FARO

El viento ruge con voz de tristeza,
inmenso, imponente, se alza altivo
desafiando el olejae embravecido
y el paso del tiempo.
Simplemente, un faro
alumbrando noche tras noche
indicando un camino a seguir.
Impostado en el sosiego
que regala la tarde,
inmutable al paso del tiempo
baña su cuerpo entero de sal.
Miles de tormentas lo amedrentaron
y sin embargo persiste,
entre aires marineros y viejos veleros.
Escondiendo entre las rocas
sus azorados sueños rotos
de coralinos caminos fríos.


martes, 14 de febrero de 2012

Evidencias de amor

Algo común que surge cuando nos enamoramos es la necesidad de demostración. Es
habitual que al comienzo de una relación nos preocupemos por expresar de diferentes
maneras lo que estamos sintiendo y hacernos presentes en el otro, una flor, una carta, son demostraciones que sirven de algún modo para decirle al otro, "aquí estoy", y de esa
manera llamar su atención. Sin embargo cuando la relación avanza y el vínculo amoroso se hace más intenso esas demostraciones se van diluyendo y esto sucede porque ya conozco al otro y no necesito que me demuestre nada. Al menos esto debería ser así, porque demostrar quiere decir, "probar que algo es verdad" y si tengo que probar, es porque de cierta manera el otro no me cree. Si no me cree es porque algo le está faltando al otro para que eso suceda, o es que yo necesito demostrar para que me crean, porque  en realidad el que no cree soy yo y trato de sostener la falsedad de ese sentimiento con
demostraciones vánales que solo sirven para que el otro crea solo frente a los actos. Pero si en verdad te quiero no necesito, ni el otro va a necesitar que le demuestre nada. No sirven de nada los actos de amor dirigidos solo en función de que el otro se entere que lo quiero. Es un absurdo pensar que debo complacer al otro con algún presente porque si no va a pensar que no lo quiero, claro que es grato ser tenido en cuenta, si se olvidan de tu
cumpleaños más que pensar que no te quieren es que te vas a dar cuenta, de esta forma es claro apuntar que entonces las demostraciones sirven no cuando las realizamos en función del otro si no por nuestra propia necesidad de expresar lo que siento.

Lo importante entonces de una relación no es decir te quiero, ni que traten de demostrarlo, lo importante es si uno se siente querido o no.
En el mundo actual todo es mostrar y algunos viven en competencia para hacer ver a los
otros que como lo suyo no hay nada, otros viven tratando de demostrar lo que no son, ni
pueden llegar a ser y esto se traduce también a una relación afectiva.
Muchas personas son las que expresan no sentirse lo suficientemente querido en una
relación atribuyendo el conflicto a su conyugue, cuando la dificultad está en poder ver la
cosa desde uno y no desde el otro. Sería importante que todas aquellas personas que exigen o demandan falta de amor se pregunten qué les pasa verdaderamente por dentro para sentir esa falta. Esta necesidad de que le certifiquen el sentimiento a diario, es habitual en personas que expresan amar pera en realidad solo están "enganchadas" en su necesidad de poseer a otro. Como sí dijeran: ‘Te amo mientras estés al lado mío y seas como yo quiero, pero si sos vos como sos y te vas seguramente te odie’ y esto bajo ningún punto tiene que ver con el amor.

  El amor pasa por poder pensar en lo que el otro necesita y en disfrutar si el otro está bien.
Ortega y Gasset dice que para amar se necesitan varias condiciones. La primera sería la
percepción, la capacidad de ver al otro, de poder interesarnos por otra persona que no
somos nosotros mismos. Esta definición (que me importe del otro) lleva a poder diferenciar nuestra propia capacidad de amar y la de los demás, nos enfrenta con la realidad porque no es cierto que te quieren mucho, si no se preocupan por tu vida y tampoco es cierto que te quieran mucho aquellos que viven pendientes de tu vida. Ante esta realidad no podemos hacer otra cosa más que aceptarla, vivenciarla, pero no podemos modificarla, porque por mas demostraciones de amor que pidamos si no nos aman, no nos aman y como dice la canción de Joan Manuel Serrat "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio" . Esto también es aplicable a la situación inversa, es decir, cuando nos aman pero nosotros no somos capaces de sentirlo e igual nos sentimos desqueridos, entonces ¿para que nos sirve ese amor? ¿de qué forma puede el otro demostrarme algo que yo no siento?. Quizás estos planteos puedan parecer en cierta medida abordados con frialdad o cierto desapego, pero no tiene que ver con eso, si no con crear una actitud reflexiva que nos permita enfocarnos en nosotros mismos para poder ir descubriendo nuestra propia identidad de amar y aprender que "mostrar y demostrar" no son lo mismo. Mostrar es hacer algo evidente para que otro lo vea, demostrar es en cambio una actitud que intenta probar algo para que el otro crea. Pero ninguna de ellas son válidas para la construcción de una relación porque más allá de las demostraciones, lo importante es establecer de forma clara que lugar ocupa el otro y brindarle seguridad haciéndolo sentir que forma parte de nuestra vida. Las palabras
dichas de corazón equivalen a los 1.000 te quiero que pueden decirse a diario sin sentido,
un abrazo inesperado valen por los 500 besos sin sentido que se dan a diario por el simple compromiso de que tengo que besarte y una mirada que te demuestre todo lo que estoy sintiendo, porque mirar al otro a los ojos es la forma más efectiva que tenemos los seres humanos para expresar nuestros sentimientos, al mirar al otro a los ojos no solo le transmitimos lo que estamos sintiendo sino lo más importante es que al mirarlo lo
registramos y en ese registro el otro se siente dentro nuestro.

Para concluir, los pequeños gestos de cariño son necesarios para una relación afectiva, pero, siempre que sean sinceros y nazcan voluntariamente, no en favor de satisfacer solo al otro.
Hablemos menos pero digamos y sintamos siempre más.

viernes, 10 de febrero de 2012

Mi tinta, mi esencia

En ocasiones hay periodos de tiempo en que las pulsaciones inteiores,emociones porque es asi como me gusta describir su forma son mas o menos intensas y de que en alguna forma quedan en nuestro interior atrapadas esperando que eclosionen como una larva metida en su recipiente trasparente,creador y protector y es entonces cuando da lugar a la trasformación de estas en manifestaciones al exterior en forma tangibles y mas humanas,el arte en todas sús formas es la mas clara forma de sentir lo humano que en nuestro interior guardamos y compartirlo.

miércoles, 8 de febrero de 2012

LA HERIDA

Unas voces muy lejanas y un dolor agudo la despertaron. Abrió los ojos lentamente, solo podía percibir unas siluetas borrosas que se alejaban. Sentía todo su cuerpo adormecido intento hablar pero las palabras no salían de su boca, se dio cuenta que solo contaba con sus pensamientos. Se limito entonces a tratar de recrear sus ideas, saber que había sucedido, por que estaba así. Con un esfuerzo enorme pudo llevarse la mano a la cabeza allí el dolor se agudizaba y sentía una extraña sensación. Fue aterrador sentir como su mano se impregnaba de sus cabellos envueltos en una sustancia pegajosa y gritó cuando la vista le ofreció ver sus dedos cubiertos de sangre, de repente alguien le sujetaba el otro brazo que permanecía inmóvil sintió el fuego de una sustancia que le corría venas adentro y una voz calida que la invitaba a dormir, tal vez por eso decidió aferrarse a los recuerdos como quien se aferra a un salvavidas en plena mar. Y la infancia se le presento avizorando vivencias de momentos felices. Pensó en su abuela, cuando llegaba por las mañanas sosteniendo con sus manos gastadas la bandeja de plata donde le acercaba el café con leche humeante y las tostadas con dulce de durazno que ella misma le preparaba. Al menos si había sido feliz! Claro que había sido feliz! Pero ese dolor penetrante que le recorría el cuerpo entero a duras penas ahora la dejaba respirar y nuevamente los porqués la visitaron vistiendo de gala a la agonía.

Pero tenía que ser fuerte y luchar. No podía dejarse doblegar así nomás después de todo siempre se la había catalogado de tener un carácter avasallador y como un ejemplo de dinamismo. Clavó el codo derecho entonces en la cama y consiguió erguirse levemente y hubiera seguido con su paciente empresa de no ser por esa asquerosa puntada que parecía traspasarle el corazón. En ese instante hubiera preferido no tener amigos ni parientes ni nada para poder dejarse llevar como acunada en un sueño y no volver jamás.

Tenes que ser fuerte y esperar, escuchó. Que ironía pensó, como si ella acaso pudiera decidir algo, cuando tan solo lo único que podía hacer era admitir que las cartas estaban echadas. Se sobresaltó cuando extrañas figuras le vinieron a los ojos a la manera de sombras chinescas y volvió a gritar locamente y detectó la serena presencia de un médico que acudió asistirla mientras repasaba su lastimada geografía. Quiso preguntarle tantas cosas pero solo logró forzar un movimiento torpe que derivó en otro latigazo de dolor. Se aferró a las sabanas e imploró misericordia mientras sentía que la vida se le iba por los poros. Por fin llegó el efecto del suplicado calmante que le proporcionó nuevos instantes de sosiego. Recién allí pudo dibujar una sonrisa perpetua en el espacio por que aunque parecía morir sabía que no lo había echo aunque tal vez de algún modo sentía que algo de ella se perdía esa noche para siempre.