jueves, 22 de diciembre de 2011

A pesar de mis pesares...

A pesar de que se duermen
mis sentidos por rutina.
A pesar de esa apatía
que bosteza enmohecida.

A pesar de muchas broncas
que quedaron escondidas.
A pesar de mis fracasos,
mis pecados, mis caídas.

A pesar ya de ilusiones
que están por siempre dormidas,
y de fantasmas internos,
prendidos en mis pupilas.

A pesar de que hay días
en los que me invento la sonrisa.
A pesar de que muchas veces
 me trague mis verdades

A pesar de mis defectos,
de mi cólera, de mi ira,
de mis eternos miedos
que desde mi alma silban,
y que viva disfrazando
mis pequeñas cobardías.

A pesar de mi pasado
que me espía a escondidas.
A pesar de mis angustias
que rasguñan mis costillas.

A pesar de mi energía
que se agota, se termina,
y del paso de los años,
de mis luchas, mis heridas…

A pesar de mis pesares
he entendido que entre ellos
y yo definitivamente,
no nos llevamos tan mal.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Barrio Guemes. ¿Mi barrio?

Es curioso como un simple llamado de un pariente puede cambiarte el rumbo de tu día, es que esta mañana estaba concentrada en leer los diarios en búsqueda de lo que se desprende de la realidad y como se presenta la actualidad ante nuestros ojos. Con el mate amargo en una mano, dándole enter a las noticias en la pc con la otra y de repente el sonido de mi celular se hace presente.

Un primo mío que desde niños, muy niños no nos vemos. Me cuenta de su vida en Buenos Aires, me comenta lo mucho que extraña su ciudad natal  y me pregunta en que barrio estoy viviendo.

La costumbre quizás de haber vivido en diferentes lugares del país o tal vez la vieja impronta pueblerina y campesina me llevaron a desconocer como se llamaba el nombre del barrio que enmarca mi residencia actual en esta ciudad. Estoy en el centro, no se como se llama  y le entre a describir el paisaje inmobiliario, de calles y avenidas que me rodean. No podes saber, me dijo, con cierto dejo de enfado en su voz. Por lo que me puse algo que tenia a mano tomé las llaves de la puerta y me crucé al almacenero de enfrente a preguntarle, ya que Pepe y yo somos los únicos seres con vida en este lugar de la ciudad a esa hora de la mañana un sábado.

Pepe, que como no tiene clientes madrugadores mas que yo, se dedica a limpiar las estanterías de su histórico almacén. Con franela en mano me contesto que el barrio donde resido se llama Guemes y como mi primo aguardaba en línea, le agradecí la información y le dije que en un rato volvía.

Contestada la pregunta a mi extrañable familiar y ya en tono mas relajado fuimos conversando sobre lo cotidiano de nosotros y nos despedimos augurando un posible y pronto reencuentro aquí o donde sea.  Pero mas allá de la grata comunicación sostenida lo que me sobresalto fue la idea de saber donde estaba y el solo hecho del nombre del barrio me invitaba a querer saber mas de el, por lo que me fui de nuevo en búsqueda del almacenero a que me contara un poco sobre la historia del lugar.

Pepe comenzó su relato diciéndome que el barrio comienza a desarrollarse por la llegada de inmigrantes españoles e italianos en su gran mayoría y que en el  en el llamado Paseo de las Artes, en el cual hoy funcionan varias ferias y comercios de artesanías, antes también era un mercado de comerciantes y que con el tiempo se fueron construyendo viviendas.

Con estos pequeños datos en mente regrese a mi computadora a fin de querer saber más  y ya internada en la Web fui descubriendo cosas maravillosas de este lugar del cual soy parte y no me sorprende que aún no sabiendo hasta hoy muy bien por que, yo haya elegido estar aquí.



Estoy triste y lo peor de mi tristeza es que es una tristeza que lo inunda todo…

Cuando estoy mal tengo la conducta muy enraizada en el síntoma de tortuga. Es fácil, y complicado a la vez, poder explicarlo.

 Hace un par de meses que estoy escondida en mi caparazón., de esta manera, me guardo para mis adentros y solo convivo con lo mas secreto de mi ser, claro que uno no puede vivir todo el tiempo así. Las actividades diarias, la familia los amigos hacen que salgas aunque mas no sea asomar la cabeza y tomar aire, pero la tristeza sigue, no se va de vacaciones, ni se desdibuja por mas que queramos taparla con millones de actividades y solo las personas que te quieren, las que te conocen de verdad, son las que sutilmente se acercan, te miran a los ojos y te preguntan: ¿Qué carajo te pasa?  Y esto fue lo que hizo una amiga de aquellas, que se animo a llamarme para juntarnos un rato en mi casa.   Después de una suerte de preguntas que intentaban entrar en el laberinto de mi caparazón sobrevino el frontal, crudo y verdadero desafió de poder contarle lo inmensamente miserable y angustiada que me  sentía  y que la verdad no me gustaba que las personas me vieran así. ¿Cómo hago para transmitir otra visión menos gris de mí si siento que toda yo estoy llena de grises? ¿Por qué tengo esa maldita manía de andar buscándole la quinta pata al gato? ¿Por qué no puedo aceptar la simplicidad del vivir y conformarme con lo simple, lo básico?  Por suerte tengo una amiga que se animo a acercarse a levantar la olla a presión y a decirme: “Che, déjate de joder no podes vivir en la ilusión de la perfección y creer que vos podes arreglar todo y que vos podes sola por que todos alguna vez necesitamos de los otros y  vas a tener que aprender también  que todos siempre necesitan a alguien y segundo que vos elegís necesitarlos y hacerte a un lado y llamarlos para pedir ayuda, llorar, lamentarte y por sobre todo que te vean nadando en tu miseria “

Esa última frase fue como  la puñalada final, y empecé a ver mis miserias a enumerarlas y ponerlas en orden. Las puse todas sobre la mesa para poder ir observándolas una a una y me di cuenta que la peor de todas mis miserias es la de la cobardía que hace esconderme en mi caparazón y no es por miedo a que me vean, si no que es por miedo a que me conozcan, que alguien al conocerme me invite a jugar  de nuevo y yo por mi maldita memoria emotiva diga no gracias ya me lastime mucho jugando ese juego.

Para resucitar lógicamente deberíamos morir.  Una amiga me enseño que para volver a nacer no solamente tengo que mirarme en el espejo sino también dejar que me miren, y lo más importante aceptar que necesito que me miren como realmente soy. Una mujer con ganas de vivir, con sueños, temores e incógnitas. Una mujer en busca de lograr la paz con su ser, su deber ser y su tener que ser y aveces también una mujer que corre detrás de las estrellas.

lunes, 5 de diciembre de 2011

MENTIRAS Y VERDADES

“Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti’’
 
Tenía que abordar este tema? Es necesario?  Y como un flash parecía que el gordo Bucay me gritaba en el oído ¡porque a vos no! Y sí. Porque a mí no, como si no me hubiera pasado, si también lo viví porque no he de escribir sobre la INFIDELIDAD ahhhhh si, si ya se es la negación. Otra vez estoy negando para no asumir, claro es más fácil que tratar de hacerse cargo y todo eso que en terapia se propone como método de salvación. Y me acorde de Irma, de Marina, de Juan Carlos y de todos los que me consultaron tantas veces en su dolor y desesperación. Y que decir, ya sabemos que la mentira duele, pero a cuantos les duele saber más la verdad. Es nefasto y a quien no le ha pasado alguna vez enfrentarse a ese momento en que nos damos cuenta, ese instante en que la verdad nos sacude de una bofetada y nos quedamos paralizados, desgarrados y muertos de miedo de que nos vuelva a suceder.
Si hoy el tema era la mentira pero doy vuelta el espejo y muestro la otra cara que no se ve hasta que la mentira cae. La verdad que estaba oculta, si esa que muchos intuíamos pero que no nos animábamos a descubrir y es ahí donde los victimarios y las víctimas nos parecemos, ambos tenemos miedo. Sí, es así nomás. Los mentirosos mienten porque temen decir la verdad y  los infieles lo hacen porque no creen ni en ellos mismos, en tanto los que sufrimos el embate sabemos que eso no sucedió así de la nada, ni apareció por arte de magia, de algún modo fuimos cómplices también para no querer hacernos cargo de ver la realidad y para que cuando sucediera… porque sabíamos que sucedería, corriéramos a la casa de un amiga/o  a llorar nuestro orgullo herido y desangrándonos por el dolor de ver la verdad puesta sobre la mesa.
Sé que esté gran tema mentira-verdad son generadores y movilizadores de grandes debates, se también que hablar de fidelidad hoy en la sociedad de hoy parece una utopía y que si hablamos de fidelidad no podemos dejar afuera a la monogamia, que ya todos sabemos que esta última es un molde cultural que cuesta cada vez más creer que aún existe, sobre todo cuando escuchamos historias a diario donde el engaño y la mentira son monedas corrientes,  al igual que la lógica popular que reza: “de los cuernos y de la muerte nadie se salva” y dicho así parecería que es algo a lo que debemos acostumbrarnos porque si o si nos va a suceder y no estamos exentos de que sea una sola vez. Pero vuelvo a dar vuelta el espejo y me encuentro yo y más allá percibo que hay muchos más parecidos a mí y que  existen muchos seres transparentes que se pueden hacer cargo de lo que son y de lo que sienten, que aman cuando aman y quieren y dan sin exigir, sin pedir, sin obligaciones , sin hacer uso excusas y concluí  que hay parejas que se creen obligadas (casarse y tener hijitos en una linda casa) y que la única escapatoria es “el tercero” (tan perfecto, amoroso, superficial y mágico). Que hay hombres que “tienen que hacerlo porque son hombres”. Que hay gente que no puede vivir sin esa adrenalina de lo prohibido. Que hay gente que se ama más que a cualquier ser o cosa y necesita alimentarse de sí mismo todo el tiempo y probarse, y que nuevamente sostengo que el problema de la mentira es el no querer hacerse cargo, el de no tener la valentía para decir   que la persona que está a nuestro lado NO ES o YA FUE. Porque amor no es una cárcel y que, por desgracia, tampoco es eterno. Pero también creo que es hermoso poder elegir todo el tiempo a la misma persona y creo en la sinceridad y creo en la libertad y en las sabias letras de Don Mario Benedetti que al hablar del amor te dice: “no firmes un pacto con el diablo mintiendo de antemano el juramento de amor eterno, jura proponerte amar todos los días como si fuera el último y cuando el último día de ese amor llegue a tu vida :
 
No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca…”
“… pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana…”
“… y te salvas,
entonces
no te quedes conmigo.”

sábado, 3 de diciembre de 2011

De la felicidad y los momentos felices

La felicidad trae suerte. La suerte felicidad. Es un ida y vuelta.
Tantas veces vivir como dicen, según las estructuras que están, genera tanta infelicidad, no hay felicidad que dure mucho, esta claro, pero si hay momentos felices, hay risas, hay carcajadas que a veces se extrañan. Hablo de esas que resuenan en el alma, que alimentan, que hacen cosquillas y que hacen que uno camine por la calle y pueda ver un pequeño descubriendo un papel, un abuelo esperando al pequeño a la salida de la escuela, un cielo sorprendentemente único, todo gris, con los grises inimaginados, y solo broten sonrisas. Son esos momentos en los que uno se siente pleno. Hablo de esas sonrisas, las que se extrañan, no de las que sólo hacen ruido.
Tantas veces ocupar los roles que se “deben” según algún manual de conducta hacen perder el sentido, todo lo que se “debe hacer” -según vaya a saber uno quien- se siente vacío. Y esos roles, esas estructuras, esos grandes conceptos de vida asfixian, terminan matando y convirtiéndonos en seres inanimados o bien enojados con el único ser capaz de permitir ese lento suicidio de mi yo.
Qué difícil que es ser adulto, Estoy frente a mi pc dejando volar mi imaginación tratando de escaparme de mis responsabilidades de vida adulta y de repente alguien me comenta que  debo pagar mis impuestos y servicios, lo que supuestamente me ayuda pero también me atrapa, así que pensé que tal vez ayude a mi suerte y después de hacer todo lo que el ser adulto me reclame, me escape un ratito para hamacarme en algún parque, contar baldosas mientras las salto, caminar mirando para arriba y descubrir otros paisajes, seguir escapando día a día de la rutina y seguir bailando a cualquier hora con la música a muy buen volumen y una copa de vino tinto en la mano… capaz que si algunos me ven por allí digan , está loca! pero no me importa por que para envidia de todos ustedes, yo me descubra feliz un día!!!

Decir No!

Hay días en que uno puede conducir perfectamente el timón de su ser: ir directamente a lo que le importa y no gastar energías en seres, cosas, espacios, momentos… que simplemente significan pérdida de tiempo. En esos días la vulnerabilidad que suele caracterizarnos y las contradicciones que nos definen parecen estar en buenas manos: bajo la custodia de Apolo. Esos días en que los planetas están alineados uno suele poner las cosas en su lugar y conoce y no se pelea con los “deberes” pero tampoco subestima el deseo. Esa actitud, cuyo germen suele ser un misterio, es la que define las “buenas épocas” y hasta el “buen sentido” de esas etapas. En ese Edén parece imposible la equivocación, es así que uno dice “Sí” cuando está absolutamente convencido del sentido de sus ganas y dice “No” por lo mismo.
También hay grises: cuando por deberes, obligaciones, hacer favores a amigos, por el lugar que se ocupa en el trabajo, por el rol que se desempeña en un ámbito… uno no puede decir “No” -con todo el placer que eso implica muchas veces- en algún lugar está justificado por compromisos asumidos, por reglas del juego, por sentido de solidaridad, y los síntomas, a lo sumo, derivan en mal humor.
La imposibilidad del “No” estresa, ningunea e indigna cuando ninguno de esos argumentos la justifican. El enojo es con uno mismo frente a la imposibilidad de poner las cosas en su lugar cuando se encuentra con carencias de sentido común de otro sujeto que te expone, o lisa y llanamente: atropella. Vaya a saber uno por qué designio misterioso o mal entendido, uno permite que otro se tome ciertas atribuciones o licencias con su ser… Y ahí es inevitable: vienen esos días, los días en los que no hay capitán, los planetas se disparan por distintos lados y no se encuentran, las contradicciones festejan junto a Dioniso y los ruidos e inseguridades reinan el tiempo tan preciado que, precisamente, no se quiere perder.