lunes, 5 de diciembre de 2011

MENTIRAS Y VERDADES

“Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti’’
 
Tenía que abordar este tema? Es necesario?  Y como un flash parecía que el gordo Bucay me gritaba en el oído ¡porque a vos no! Y sí. Porque a mí no, como si no me hubiera pasado, si también lo viví porque no he de escribir sobre la INFIDELIDAD ahhhhh si, si ya se es la negación. Otra vez estoy negando para no asumir, claro es más fácil que tratar de hacerse cargo y todo eso que en terapia se propone como método de salvación. Y me acorde de Irma, de Marina, de Juan Carlos y de todos los que me consultaron tantas veces en su dolor y desesperación. Y que decir, ya sabemos que la mentira duele, pero a cuantos les duele saber más la verdad. Es nefasto y a quien no le ha pasado alguna vez enfrentarse a ese momento en que nos damos cuenta, ese instante en que la verdad nos sacude de una bofetada y nos quedamos paralizados, desgarrados y muertos de miedo de que nos vuelva a suceder.
Si hoy el tema era la mentira pero doy vuelta el espejo y muestro la otra cara que no se ve hasta que la mentira cae. La verdad que estaba oculta, si esa que muchos intuíamos pero que no nos animábamos a descubrir y es ahí donde los victimarios y las víctimas nos parecemos, ambos tenemos miedo. Sí, es así nomás. Los mentirosos mienten porque temen decir la verdad y  los infieles lo hacen porque no creen ni en ellos mismos, en tanto los que sufrimos el embate sabemos que eso no sucedió así de la nada, ni apareció por arte de magia, de algún modo fuimos cómplices también para no querer hacernos cargo de ver la realidad y para que cuando sucediera… porque sabíamos que sucedería, corriéramos a la casa de un amiga/o  a llorar nuestro orgullo herido y desangrándonos por el dolor de ver la verdad puesta sobre la mesa.
Sé que esté gran tema mentira-verdad son generadores y movilizadores de grandes debates, se también que hablar de fidelidad hoy en la sociedad de hoy parece una utopía y que si hablamos de fidelidad no podemos dejar afuera a la monogamia, que ya todos sabemos que esta última es un molde cultural que cuesta cada vez más creer que aún existe, sobre todo cuando escuchamos historias a diario donde el engaño y la mentira son monedas corrientes,  al igual que la lógica popular que reza: “de los cuernos y de la muerte nadie se salva” y dicho así parecería que es algo a lo que debemos acostumbrarnos porque si o si nos va a suceder y no estamos exentos de que sea una sola vez. Pero vuelvo a dar vuelta el espejo y me encuentro yo y más allá percibo que hay muchos más parecidos a mí y que  existen muchos seres transparentes que se pueden hacer cargo de lo que son y de lo que sienten, que aman cuando aman y quieren y dan sin exigir, sin pedir, sin obligaciones , sin hacer uso excusas y concluí  que hay parejas que se creen obligadas (casarse y tener hijitos en una linda casa) y que la única escapatoria es “el tercero” (tan perfecto, amoroso, superficial y mágico). Que hay hombres que “tienen que hacerlo porque son hombres”. Que hay gente que no puede vivir sin esa adrenalina de lo prohibido. Que hay gente que se ama más que a cualquier ser o cosa y necesita alimentarse de sí mismo todo el tiempo y probarse, y que nuevamente sostengo que el problema de la mentira es el no querer hacerse cargo, el de no tener la valentía para decir   que la persona que está a nuestro lado NO ES o YA FUE. Porque amor no es una cárcel y que, por desgracia, tampoco es eterno. Pero también creo que es hermoso poder elegir todo el tiempo a la misma persona y creo en la sinceridad y creo en la libertad y en las sabias letras de Don Mario Benedetti que al hablar del amor te dice: “no firmes un pacto con el diablo mintiendo de antemano el juramento de amor eterno, jura proponerte amar todos los días como si fuera el último y cuando el último día de ese amor llegue a tu vida :
 
No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca…”
“… pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana…”
“… y te salvas,
entonces
no te quedes conmigo.”

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