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miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Me quiere mucho, poquito o nada?


Es atrayente la idea generalizada de que el amor viene con medidas y hasta con un conteo que determina la duración, quizás esto tenga que ver con la necesidad implícita en nosotros mismos de tener que de alguna manera rotular las cosas para identificarlas ponerlas en un orden establecido y con jerarquía según nuestras necesidades. No hace mucho tiempo que aprendí esto de que nombramos a las cosas para poder definirlas y al definirlas, controlarlas, ya que no podemos controlar algo que no sabemos que es.
La concepción de la eternidad del amor, está relacionada con el amor incondicional y natural con el cual venimos al mundo, es el amor de una madre por su hijo, considerar que todo el amor es así, significa que no hemos madurado ni crecido en la representación del amor, ya que en todos los casos la forma de amar de cada uno de nosotros guarda siempre relación
con los patrones de vinculación afectiva que hemos recibido en nuestra niñez y la manera de amar y expresar afecto aprendida en la infancia puede repetirse después, a lo largo de los años. Este perfil permanecerá a través del tiempo, arraigada en el subconsciente,mientras no suceda algo que la modifique, y puede impulsarse de forma instintiva e
inconsciente. Los psicólogos han estudiado esos lazos de amor que nos mantienen unidos a otra persona y los agrupan en dos clases: vinculación segura y vinculación insegura. No es mi intención ahondar en un tema dedicado a especialistas, pero de acuerdo a la categoría que se establezca como parámetro de relacionarnos con otro que poseamos, será el modo y la
intensidad que tengamos de interpretación, compromiso, confianza, apego, deseo y respeto por el otro. De este modo se puede establecer que la intensidad del amor está ligada indefectiblemente a ese modo particular de ser de cada uno y que depende de nuestra propia identidad amatoria, de nuestra propia manera de querer y puede que el otro lo acepte o no, este conforme o no, lo niegue o rechace y puede que ambos miembros de una
pareja estén en desacuerdo con la forma de querer y demostrar del otro pero eso no significa que uno quiera más o menos que otro, sino simplemente que tienen diferentes formas de expresarlo, sentirlo y vivenciarlo. Es entonces importante poder determinar que más que la intensidad de cuanto quiero o me quieren, es que me quieran o no y esto podemos determinarlo de manera clara y contundente a través de las acciones que realizamos; porque cuando queremos a alguien lo que hacemos “es ocupar parte de nuestro
tiempo en esa otra persona”, nos ocupamos de él, en forma natural y voluntariosa no es bajo ninguna forma un sacrificio ni acciones dirigidas solo para complacer.
El amor real y comprometido no tiene espacio para el sufrimiento, sino que responde a la contención de las cosas que podemos disfrutar juntos sin tener que renunciar a mí y sufrir por otro.

viernes, 7 de octubre de 2011

Palabras de amor listas para usar

En el camino de la vida todos de alguna u otra forma hemos sufrido, padecido y disfrutado de ese sentimiento tan pleno que nos hace únicos. Uno se siente vivo cuando ama y cuando nos dejan o dejamos de amar creemos sentirnos morir. No amamos para lastimar o para que nos lastimen, eso sucede cuando nos equivocamos y debemos aprender que los errores son una manera de reaccionar, no debemos sentir una separación como una perdida ya que nadie pierde a nadie por el simple hecho que nadie es verdadero dueño de nada, solo somos aves de paso en nuestro universo y en el de las personas con las que nos relacionamos también. Podemos escoger si queremos quedarnos en el dolor de añorar la perdida de eso que nunca fuimos dueños, elegir el mejor papel de víctima para ir por la vida pidiendo compasión, o tratar de ver lo vivido como la increíble aventura de haber intentado amar y que nos amaran. Apreciando lo que nos dejó ese viaje que decidimos realizar; seguir transitando el camino de la vida
aceptando los errores, aprendiendo de ellos y continuar en esa búsqueda implacable hacia la felicidad, con honor, dignidad y respeto por mí mismo, no dejando que la vida pase y al pasar ella elija por mí, si no yo, pasando por la vida y eligiendo por lo que quiero vivir.
Muchas mujeres, esperan encontrar al príncipe encantador de los cuentos de hadas y
muchos hombres sueñan con rescatar a la princesa dormida, de cierta manera a veces
esperamos alguien que llegue a nuestras vidas, nos descubra mágicamente y florezca ese
amor de los cuentos que dura para eternamente; pero eso no sucederá nunca,
principalmente porque eso es una fantasía. El verdadero amor, el amor real es muy
diferente y lamentablemente la mayoría no sabemos amar, creemos saber hacerlo y
corremos frenéticamente tras su búsqueda eligiendo a tal o cual persona y creemos que con eso alcanza, que ya lo logramos, cuando en realidad solo encontramos una parte, porque primordialmente el amor está dentro de nosotros mismos y para que ese amor florezca es donde necesitamos del otro y si ya creímos amar, nos equivocamos, aprendimos de nuestros errores y queremos volver a intentarlo tendremos primero que tener el coraje de quemar cada una de nuestras emociones pasadas hasta agotar todos nuestros miedos y empecemos entonces a experimentar la verdadera esencia de libertad y responsabilidad que implica amar. Muchas veces salimos tan lastimados de una relación que nos asusta la idea de volver a intentarlo, porque el amor no llega solo a nuestras vidas, hay un enamoramiento inicial que me acerca al otro y el enamoramiento es una pasión, las pasiones tienen la facultad de descontrolarlo todo muchos se aterran ante esto , porque están tan temerosos de volver a equivocarse que se convierten en verdaderos ingenieros de controlar las cosas, sienten y se resisten escudándose en una armadura oxidada por lamismas lagrimas provocadas por sus antiguas frustraciones y descargan sobre la otrpersona toda la responsabilidad por su propia felicidad y toda la culpa de su posible infelicidad, están siempre falsamente eufóricos por algo maravilloso que les sucedió o mudeprimidos por algo inesperado que acabó destruyéndolo todo y no se animan a descubriel amor más profundo y real que es el de aquellas personas que superan la atracción que los unió, que no precipitan los acontecimientos con acciones inconscientes, que no dudan y  viven cada minuto con la importancia que tiene cada segundo. No temen a lo que vendrá porque saben que lo inevitable se manifestará y lo verdadero siempre encuentra una forma de mostrarse, que se dejan llevar sin sentirse prisioneros porque no esperan nada del otro, solo dan con afán y construyen el hilo conductor de sus propias vidas incluyendo tanto lo mejor como lo peor del otro, aprenden hablarse con el lenguaje del alma y se encuentran en el mismo juego de dos energías distintas que se chocan pero con la sutileza y delicadeza necesaria para que un universo no termine destruyendo al otro. Están juntos no por obligación ni para atenuar sus soledades, sino para vivir juntos sus propios deseos y tratar juntos de hacerlos realidades viviendo plenamente.
Sin embargo y lamentablemente no todos transitamos ese camino de igual forma y hasta a veces lo intentamos con toda nuestra mejor intención, pero no siempre alcanza y eso que  fue maravilloso un día, de pronto dejó de serlo. La mariposa que nos deslumbraba con sus colores volvió a ser oruga y eso ¿por qué sucedió? ¿Qué hicimos mal? ¿En qué fallamos? Son las preguntas que acuden a nuestra mente cuando nos damos cuenta que la princesa y el príncipe no vivieron felices por siempre y es allí donde la desesperación, el dolor, la culpa y los reproches invaden ahora nuestros pensamientos. Muchos se quedan atrapados en el dolor porque es más fácil culpar al otro y no hacerse cargo de lo que nos toca, porque es más cómodo que tratar de averiguar por qué nos ocurre eso. Nos mentimos, nos escondemos de nosotros mismos, perdemos nuestra identidad en la falsedad para no hacernos cargo de nada y responsabilizamos al otro de todo, porque total ya no está para reprocharnos nada y así como si nada pretendemos continuar nuestra vida. Nos escudamos con lo mejor que encontramos, el rencor, la vaciedad de los días, el trabajo, los hijos, Dios, el alcohol, las pastillas para dormir, el sexo ocasional, etc. Cualquier cosa es buena para huir de la realidad, para olvidar los problemas, porque somos incapaces de ver. El dolor nos enceguece y creemos que esas pueden ser las mejores formas de resolver lo que nos pasa. Muchos lo hacen, desde sus propias limitaciones porque no tienen otros parámetros para enfrentar las consecuencias de los actos que los llevaron a ese estado y sus vidas se tornan peligrosamente destructivas al igual que sus relaciones ya que deciden aislarse o no volver a comprometerse. Eligen mantener relaciones esporádicas, liberales. Numerosos son, los que solo se relacionan únicamente con fines sexuales, lo que no tiene nada que ver con el amor, ni sirve cuando el propósito es buscar la plenitud de nuestras vidas. Por contrario de lo que muchos piensan, el sexo no puede ser practicado como un hobby, ni para atenuar alguna deficiencia personal, aquel que ama verdaderamente no depende del sexo para sentirse pleno, para sentirse bien. Para dos personas que se aman, el sexo es más que un encuentro de dos cuerpos, amar y hacer el amor con quien amamos es un abrazo del alma. Tener sexo ocasional sin amar ni ser amados, no es una salida para nuestro aislamiento interior, porque el sexo también es una huida momentánea puesto que el acto sexual sin amor jamás elimina el abismo que existe entre dos seres, excepto de forma fugaz y lo único que logramos es hundir cada vez más los sentimientos que nos trastocan y que sofocamos en cuerpos que no ven y que nuestro corazón no siente. Si queremos en verdad vivir íntegramente, debemos recoger las piedras de nuestro camino para no volver a tropezar con ellas, curar nuestras heridas, morir para volver a nacer, llorar cada una de nuestras amarguras para poder volver a reír, es tiempo de tirar por la borda todo lo viejo y sembrar lo nuevo. Es anti natural, inhumano tratar de no involucrarnos desde los sentimientos, es ir en contra de nuestra naturaleza no amar y es tan dañino y perjudicial como caminar por un bosque lleno de espinas con los ojos vendados, es infantil e inmaduro no querer relacionarnos nunca más con otros solo porque alguna vez amamos y nos hicimos y nos hicieron daño. El amor es un difícil arte, dice Erich Fromm, debemos aprender amar para poder vivir plenos en nuestra existencia y eso requiere de entre otras tantas cosas de coraje para poder enfrentar los riesgos que preceden al amor en cualquiera sea su forma.


"No se le puede pedir a la primavera que llegue pronto y que dure para siempre, pero si
podemos pedirle que acuda a nosotros y nos bendiga con su paso aunque como una
mariposa dure solo un corto tiempo"