La
dependencia emocional es "un patrón de necesidades emocionales
insatisfechas desde la niñez y que en la vida adulta ahora buscamos
satisfacer, mediante la búsqueda de relaciones interpersonales muy
estrechas".
Cuando
en nuestra infancia no fuimos adecuadamente amados, valorados,
comprendidos y apreciados, por las personas que fueron más
significativas para nosotros (papá, mamá, personas que nos criaron,
maestros, etc.) se produce un proceso sub consciente de larga
duración que hace que empezemos a establecer vínculos determinantes
con quienes nos rodean. De niños sentimos la amenaza de perder el
afecto de nuestros padres si no acatábamos lo que ellos decían en
la medida en que dicho sometimiento era más o menos intenso,
aprendimos a amarnos y apreciarnos o a rechazarnos y renunciar a
nosotros mismos: "hacemos todo lo posible para cumplir con sus
expectativas, muchas veces alimentadas por su frustración o patrones
deteriorados que nos convierten en víctimas del abuso emocional a
temprana edad". Si el modelo
de familia en que nos
criamos empleo el chantaje
afectivo como un mecanismo para obtener sumisión y obediencia, seguramente nos acostumbramos y vemos como natural el hecho de que para
evitar perder el afecto de nuestros padres, amigos o parejas,
tengamos que renunciar a nuestros intereses permitiendo que nos
gobiernen las de ellos: Para tener contento a papá y mamá había
que sacar buenas notas, de lo contrario nos hacían sentir que éramos
los culpables de su ira, de su disgusto y de los castigos que nos
brindaban. Nuestros amigos o amigas eran aquellas personas que
gozaban la aprobación de nuestros progenitores, de lo contrario
teníamos que sostener amistades clandestinas y relaciones secretas,
que era peor. Cuando mamá se enojaba por algo que no hacíamos y que
no era de su agrado, nos amenazaba con "ya no te voy a querer",
"me voy a enojar contigo y ya no te voy a hablar" Así se
va doblegando nuestra voluntad y nos convierte en los adultos sumisos
que nos vamos a tragar todo el descontento que significa establecer
relaciones destructivas con las personas menos indicadas, pero que
nos harán repetir una y otra vez ese círculo de temor oculto y baja
autoestima en que nos quedamos estancados y que nos incapacitará
para enfrentar los momentos más críticos de nuestra vida.
Equivocadamente
en nuestra vida de adulto, hemos decidido que otras personas deben
cubrir nuestras carencias tempranas de afecto y aprobación que no
hubo en la infancia.