Vivir sin arrepentimientos no es tarea fácil. Son muchas
las cosas que a lo largo de la vida se convierten en fardos pesados y que
tienden a provocarnos sentimientos de culpa. Cuando miramos atrás y hacemos un
rápido recuento de las decisiones de vida que hemos tomado, quizás ahora,
revalorándolas desde otra perspectiva, nos damos cuenta de que nos equivocamos
y esto nos genera grandes dosis de ansiedad y, obviamente, de arrepentimiento.
Sin embargo, vivir en el pasado, culpabilizándose
constantemente por lo que hicimos (o por lo que no hicimos y debimos hacer) es
algo tan inútil como una danza india para llamar la lluvia.
Afortunadamente, es posible aprender a vivir sin
arrepentimientos. ¿Cómo? He aquí algunos consejos sumamente útiles:
1. Quiérete. Puede sonar algo
tonto pero lo cierto es que las personas se culpabilizan constantemente porque
son demasiado rígidas consigo mismas y no se aman lo suficiente. Para
liberarnos de este problema les invito a imaginarse a ustedes mismos como un
niño pequeño e indefenso. ¿Qué harías si ves a un niño indefenso? De seguro te
acercarías y le darías amor intentando transmitirle seguridad.
Sin embargo, lo que hacemos con nuestro “yo interno” es
culpabilizarlo y recriminarlo porque podía haber hecho las cosas de otro modo.
Y es cierto, teníamos otras opciones pero… ¿qué sentido tiene llorar sobre la
leche derramada?
En este punto, debemos comprender que nuestro “yo interno”
no es perfecto, que se equivoca y que tiene tantos temores e indecisiones como
un niño pequeño. Por ende, más que gritarle, deberíamos darle amor y seguridad.
Comprender que nos hemos equivocado pero que aún así, somos personas valiosas.
2. Date permiso para equivocarte. El hecho de que nos demos permiso para errar no quiere decir
que nuestra vida se convertirá en un rosario de decisiones equivocadas, quiere
decir que asumimos que somos humanos y que, en ciertas condiciones, podemos
errar.
Las personas que viven con arrepentimientos no se percatan
de de que están valorando sus decisiones a la luz de nuevas informaciones con
las cuales no contaban en el pasado. Por eso, cuando valoremos una decisión, es
importante que nos demos cuenta que hicimos lo mejor que pudimos con los datos
que teníamos a nuestra disposición.
3. Pide ayuda. Si existe una razón
por la cual es válido arrepentirse, es no haber pedido ayuda cuando podíamos
haberlo hecho. Normalmente las personas que están fuera del problema pueden
vislumbrar soluciones que se encuentran lejos de nuestra percepción. Por ende,
pedir el consejo de los otros es fundamental para asegurarnos de que estamos
tomando la decisión más adecuada.
4. Expresa tus sentimientos. Nuestra sociedad nos enseña a ocultar los sentimientos; sin
embargo, expresar lo que sentimos es un excelente ejercicio para aliviar el
estrés y ser más felices. Cuando las personas son capaces de demostrar de
manera asertiva lo que sienten, logran tener una vida mucho más feliz ya que
pueden “dejar ir” los problemas con mayor facilidad.
Cuando nuestro comportamiento, pensamientos y sentimientos
son congruentes; existen pocas razones por las cuales arrepentirse. Reclama más
a menudo tus derechos pero también di un “te quiero” con más frecuencia.
5. Disfruta cada momento. Los problemas que debemos enfrentar continuamente hacen que
nuestro cuerpo físico esté en un sitio y nuestra mente en otro. De esta forma,
ni resolvemos el problema ni disfrutamos de los momentos placenteros que regala
la vida.
Para vivir con menos estrés y ser un poco más felices, es
esencial aprender a ser plenamente conscientes y esto significa que deberás
vivir cada situación con la intensidad que se merece. Redescubre el placer de
la naturaleza y de la buena compañía, este es un buen inicio.
6. Toma riesgos. Una de las
causas más comunes por las cuales las personas se arrepienten es no haber
tomado una oportunidad en el momento en que esta se les presentó. El problema
radica en que estas oportunidades casi siempre se presentan como riesgos y
todos tenemos cierta tendencia a mantenernos dentro de nuestra zona de confort.
En este punto, aclaro que no se trata de lanzarse al vacío
y tomar riesgos vanos por el simple hecho de vivir emociones fuertes sino de
sopesar los pros y los contras y, si vale la pena, aceptar el desafío. No ha
nada peor que preguntarse “¿qué habría pasado si yo hubiera hecho…?”
7. Aprende a dejar ir. Cuando estamos comprometidos emocionalmente con una persona o
situación no es sencillo dejarla ir y de seguro no es algo que sucede de un día
para el otro pero es fundamental que nos propongamos seguir el camino.
Debes recordar que “dejar ir” no
significa olvidar sino recordar sin rencores, recelos o arrepentimientos. Dejar
ir significa aceptar que la vida sigue su curso y que el pasado no es sino
experiencia.