Un cuento más...
Una muchacha caminaba, al atardecer por la playa. Mientras caminaba, divisó a un hombre a lo lejos. Al acercarse, notó que el señor se agachaba constantemente, recogía algo y lo arrojaba al agua. Una y otra vez lanzaba cosas al mar.
Cuando la muchacha se acercó más todavía, vio que el hombre recogía estrellas de mar que se habían clavado en la arena y, una por vez, las iba devolviendo al agua.
Al no entender lo que el señor estaba haciendo, le pregunto:
-Buenas tardes señor. Me pregunto qué está haciendo.
-Devuelvo estrellas de mar al océano. Ve, en este momento, la marea esta baja y todas estas estrellas quedaron en la costa. Si no las echo nuevamente al mar, se mueren aquí por falta de agua.
-Ya entiendo, pero ha de haber miles de estrellas de mar en esta playa. Es imposible agarrarlas a todas. Son demasiadas. Además, seguramente esto pasa en cientos de playas a lo largo de toda la costa.
¿No se da cuenta que no cambia nada?
El señor sonrió, se agachó, levantó otra de las estrellas de mar para arrojarla de nuevo al mar y respondió:
- Mira ¡Para esta sí cambió algo!
a veces con tan solo pequeños gestos podemos hacer la diferencia!
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